Opinión

Los líderes alentadores

La cultura de la participación, la conexión emocional, el consenso y la inclusión han resultado decisivas en determinados puntos de inflexión de la historia reciente. Ahora la nueva generación de líderes puede superar la disyuntiva entre poder y autoridad, reuniendo e integrando la capacidad de decidir y el talento decisor.

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13
octubre
2020

El liderazgo económico, político y social está cambiando de valores y, sobre todo, de formas de expresión. Si la crisis mundial de 2008 se afrontó con una vuelta a las estructuras jerarquizadas y líderes personalistas de tono grave, la pandemia nos ha tocado una fibra distinta y afloran organizaciones mucho más participativas, dialogantes y empáticas. Por decirlo de una forma gráfica, la sociedad que sale de esta crisis demandará de sus líderes muchas menos órdenes y mucho más aliento. En LLYC publicamos hace unas semanas Future Leaders, uno de los primeros estudios neurolingüísticos sobre las formas de expresarse de la generación que liderará el mundo dentro de 20 ó 30 años. Empleamos técnicas de inteligencia artificial para delimitar cómo se expresan en redes sociales tanto los líderes actuales como una selección de 120 nuevos líderes menores de 30 años, unos y otros seleccionados en doce países que se comunican en español o portugués.

La tecnología nos ha permitido detectar con precisión un cambio de registro que intuíamos, pero del que hasta ahora solo teníamos indicios. Para los líderes que vienen, la integración y la gestión de sus emociones y sentimientos supone una parte sustancial de su liderazgo. Por eso consideran su expresión cotidiana un rasgo netamente positivo, a diferencia de lo que ha venido siendo habitual entre sus mayores.

Entre los más jóvenes, el pensamiento colectivo prevalece sobre lo estrictamente individual. Son idealistas, responsables, menos jerárquicos y mejor situados a la hora de interactuar en el eje entre lo individual y lo comunitario. Su talante es participativo y algo más escéptico, e integran la tecnología en su ADN. Todos presentíamos una variación en las formas de liderazgo. Nos son rasgos nuevos, pero sí es nueva su tendencia. Y es que estamos ante un cambio de paradigma que va mucho más allá de un simple relevo generacional.

«Entre los más jóvenes, el pensamiento colectivo prevalece sobre lo individual»

Los valores testados y confirmados entre los líderes más jóvenes no son nuevos. La cultura de la participación, la conexión emocional, el consenso y la inclusión han resultado decisivas en determinados puntos de inflexión de la historia reciente, como la Transición en España o el New Deal estadounidense, por poner dos ejemplos muy representativos. Pero sí es novedoso comprobar, a través del big data y de la forma en que se expresan los líderes presentes y futuros, que esa cultura volverá a estar en auge, en nuestro país y en buena parte de los países de nuestro entorno, antes de lo que suponíamos. Estamos ante una misma tendencia en los doce países analizados. La pandemia será solo un acelerador: quienes antes se adapten a esa inminente realidad, menos esfuerzo necesitarán para ser protagonistas de ese nuevo tiempo que seguirá a la pandemia.

A partir de los datos del estudio, estas semanas también he hecho una pequeña investigación personal en mi cuenta de Twitter. He preguntado a bastantes personalidades de la comunicación, el deporte, la política, la empresa y la cultura cómo valoran el informe. La inmensa mayoría coincide en que el liderazgo alentador –si se me permite calificarlo así– ya es un hecho. Más pronto que tarde quizá pase a ser también una exigencia de obligado cumplimiento.

En definitiva, es probable que estemos ante un nuevo episodio de la eterna disputa entre los valores asociados a la potestas y a la auctoritas. Ya saben, en el liderazgo centrado en la potestas, los cargos prevalecen sobre las personas. En la auctoritas, son el talento y el esfuerzo de los líderes los que les hacen dignos de ser escuchados. Al menos así había sido hasta ahora. Si hay una novedad relevante es que la nueva generación de líderes puede superar esa disyuntiva un tanto caprichosa entre poder y autoridad. Se consolidaría entonces, por primera vez en mucho tiempo, un liderazgo capaz de reunir y de integrar en torno a sí tanto la capacidad de decidir como el talento decisor. En resumen, un liderazgo alentador. Sería una excelente noticia.


José Antonio Llorente, presidente y socio fundador de Llorente y Cuenca (LLYC).

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Ninguno hay descontento

Juan José Almagro

Tendría que ser obligatorio para los altos cargos descubrir el talento y las capacidades de cada uno de los empleados.

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