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José Antonio Llorente

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Rajoy ante la Casa Rosada

La amplia delegación española en Argentina busca corresponder estos días al despliegue diplomático y comercial argentino de hace menos de catorce meses en Madrid

Foto: Fotografía facilitada por la Casa Rosada del presidente argentino, Mauricio Macri (i), y el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy (d) el pasado mayo. (EFE)
Fotografía facilitada por la Casa Rosada del presidente argentino, Mauricio Macri (i), y el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy (d) el pasado mayo. (EFE)

Mariano Rajoy recupera desde hoy su agenda internacional con una visita de Estado a Argentina. Después de la crisis catalana y del ensimismamiento nacional de los últimos meses, el presidente pone ahora significativamente el foco en Latinoamérica. Lo hace primero con un guiño de complicidad hacia la política bilateral de Mauricio Macri, en un gesto que podría tener continuidad ante la cumbre del G-20 de finales de año.

La amplia delegación española en Argentina busca corresponder estos días al despliegue diplomático y comercial argentino de hace menos de catorce meses en Madrid. Entonces, los dos mandatarios desvanecieron las sombras antiguas, expresaron una amplia sintonía de futuro y sentaron las bases de un acuerdo diplomático e inversor todavía más ambicioso que el de los años dorados. Ahora, con la devolución de la visita, Rajoy intentará profundizar en ese estimulante frente diplomático hispano argentino, tanto de cara a la inmediata Cumbre de las Américas de Lima como sobre todo respecto a la Cumbre de líderes del G-20, que tendrá lugar en Buenos Aires a partir del 30 de noviembre.

Los dos países son las vías naturales de acceso tanto a la Comunidad Europea como al Mercosur y la Alianza del Pacífico

La alianza hispano argentina resulta especialmente oportuna (y necesaria) en ese contexto. Si bien probablemente y por herencia es uno de los países más proteccionistas, Argentina está haciendo un meritorio esfuerzo por alentar el comercio y la inversión internacionales. No resulta nada fácil pasar de la suspensión de pagos a presidir el G-20. Es un ejercicio de disciplina, rigor y sacrificio que los españoles también conocemos bien y que, justamente por eso, deberíamos alentar y favorecer con decisión.

La presencia de Rajoy en la Casa Rosada parece ratificar ese propósito de apoyo y aliento mutuo. Incluso guarda cierta simetría aleccionadora. Hará unos quince años, cuando varios países latinoamericanos eligieron gobiernos de centroizquierda, la llamada marea rosa, Argentina se alejó de los centros internacionales de decisión, y también de España. En los años siguientes, optó por el nacionalismo y tensó las relaciones con diversas empresas españolas, que en 2015 alcanzaron su punto inversor más bajo. Fue una época compleja para ambos países, de la que hemos empezado a salir prácticamente a la vez, con una creciente sintonía en cuanto a políticas económicas y ayudas a la inversión. Todo parece indicar que juntos nos va mejor que por separado.

La presencia de Rajoy en la Casa Rosada parece ratificar ese propósito de apoyo y aliento mutuo

Me refiero en especial a la deseable relación bilateral en apoyo de la integración latinoamericana, y de la gradual aproximación de esta a la Unión Europea. Los dos países son las vías naturales de acceso tanto a la Comunidad Europea como al Mercosur y la Alianza del Pacífico. Parece claro que la integración regional ya no basta, sobre todo ante la amenaza proteccionista combinada entre Estados Unidos y China. Buena parte de esas cuestiones se dirimirán a finales de noviembre en la Cumbre de líderes del G-20 en Buenos Aires, a la que también está previsto que asista Rajoy.

La agenda de dicha Cumbre es trascendente, como ya lo han sido los avances parciales obtenidos en la reciente reunión de ministros de Economía y gobernadores de Bancos Centrales, que tuvo lugar también en Buenos Aires a mediados de marzo. Debatieron sobre resiliencia económica y financiera, digitalización, mejora de infraestructuras, ayuda al desarrollo o políticas tributarias en favor del crecimiento. Son varias de las líneas maestras sobre las que se asentará la cita de líderes de noviembre. Su simple enumeración certifica lo mucho que España y Argentina pueden colaborar en estas cuestiones, tanto entre sí como para el conjunto de Latinoamérica y Europa.

Mientras noviembre llega, nos toca confiar en que las reuniones bilaterales que se inician hoy sean otro importante paso en esa dirección. En el otoño de hace muchos años, se hizo célebre en el sevillano Palacio de las Dueñas el encuentro entre dos excepcionales escritores, Jorge Luis Borges y Gonzalo Torrente Ballester. Esa tarde, el argentino y el español hablaron de realismo mágico e intercambiaron bastones, como inmortalizó el añorado Juantxu Rodríguez en una fotografía que se volvió célebre casi de inmediato. Ojalá que la misma magia se extienda estos días por la Casa Rosada y que los bastones de antaño sigan rindiendo el mismo fruto.

*José Antonio Llorente (@jallorente) es socio fundador y presidente de LLORENTE & CUENCA

Mariano Rajoy recupera desde hoy su agenda internacional con una visita de Estado a Argentina. Después de la crisis catalana y del ensimismamiento nacional de los últimos meses, el presidente pone ahora significativamente el foco en Latinoamérica. Lo hace primero con un guiño de complicidad hacia la política bilateral de Mauricio Macri, en un gesto que podría tener continuidad ante la cumbre del G-20 de finales de año.

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