Con motivo del primer aniversario de la Fundación LLORENTE & CUENCA, El Economista, en su revista "Buen Gobierno y RSC", ha publicado un artículo de opinión de José Antonio Llorente, Socio Fundador y Presidente de LLORENTE & CUENCA, en el que reflexiona sobre la importancia del voluntariado corporativo y la necesidad de motivar a los empleados empoderándoles.
1. Buen Gobierno48 elEconomistaOPINIÓN
Voluntariado corporativo,
empoderamiento profesional
La mejor forma
de motivar a tu
equipo es
empoderarlo.
En primer lugar,
permitiéndoles
ofrecer a la sociedad
justo lo que
les hace
profesionalmente
especiales
José Antonio Llorente
Socio fundador y presidente de Llorente & Cuenca
y del Patronato de la Fundación Llorente & Cuenca
L
as diez empresas españolas con mejor reputación
corporativa operan en siete sectores muy
diferentes entre sí, pero tienen una importante
característica en común: todas ellas realizan
cotidianamente acciones de voluntariado. En
realidad, hoy apenas existe alguna gran compañía que no
promueva alguna iniciativa solidaria para sus profesionales.
Se argumentará que muchas lo hacen por su evidente
retorno en reputación, por la empatía generada con sus
grupos de interés, por la licencia social que les otorga operar o
por el orgullo de pertenencia que provoca en sus equipos. Sin
embargo, aunque el voluntariado corporativo es promovido
por la empresa, no podemos olvidar que son los voluntarios
sus verdaderos protagonistas y que sin su implicación, interés,
tiempo y habilidades, este tipo de proyectos e iniciativas no
saldrían adelante. La Academia define a los profesionales
voluntarios como aquellas personas que “por su propia
voluntad se prestan a hacer un servicio o trabajo” de forma
altruista y solidaria. Actúan desinteresadamente, sin
contraprestación económica, y dedican parte de su tiempo
libre en beneficio de la comunidad. Nada de eso sería posible
sin el convencimiento ni la motivación necesaria. Por eso, la
mejor proactividad empresarial será la que motive a sus
profesionales, movilizándoles, llamándoles a la acción y, en
definitiva, despertando aquello que llaman “espíritu solidario”.
Es en estos casos donde surge la colaboración más exitosa
entre la empresa y la sociedad. En la Fundación Llorente &
Cuenca solemos resumirlo en una máxima: la mejor forma de
motivar a tu equipo es empoderarlo.
Así que les propongo empoderar a sus profesionales. En
primer lugar, permitiéndoles ofrecer a la sociedad lo que les
hace profesionalmente especiales. Un voluntariado
corporativo centrado en las habilidades de cada cual suele ser
el más satisfactorio, ya que permite a los voluntarios poner en
valor el impacto positivo de su colaboración justo en lo que
están habituados a hacer. Me refiero a canalizar el
conocimiento, las habilidades y la experiencia de los equipos
hacia determinadas causas sociales y/o medioambientales,
porque esa dinámica suele lograr resultados más
comprometidos, amplios e innovadores. Esto es lo que ha
dado en conocerse como voluntariado profesional -en cuanto
está relacionado con el modelo de negocio de la empresa- y,
si bien parece el más claramente recomendable, hasta ahora
no ha sido el más extendido entre las compañías, que
habitualmente optan por un tipo de voluntariado no profesional
con actividades puntuales frente a un tipo de voluntariado más
estable en el tiempo.
En paralelo, el voluntariado debe basarse en un